Sunday, April 19, 2009

"Peregrinación al Cristo de La Habana" (Parte 2)

Si no vieron la primera parte, pues miren a la entrada anterior. Y ahora... en donde me quedé? Ah....!!!!

Aquí fue cuando empezó a caer la tarde y mi cámara 'Mickey Mouse' me empezó a dar un 'bateo'. El sol, que comenzaba a bajar al otro lado de la bahía, impidió que algunas fotos salieran del todo nítidas. Así que un par de ellas terminaron en el blanco y negro que a veces salva ciertas imperfecciones que la imagen pueda tener.

Y finalmente culminó mi caminata y llegué hasta el Cristo de La Habana. El Cristo de La Habana es una colosal escultura obra de la escultora Jilma Madera. La estatua fué hecha de mármol de Carrara, el mismo que se utilizó en el Cementerio de Colón de La Habana. La imagen tiene unos 20 metros de altura y reposa sobre una base de 3 metros en la que su creadora enterró diversos objetos de la época. La estatua está compuesta por 67 piezas las cuales fueron traídas desde Italia y alcanza un peso aproximado es de unas 320 toneladas. La escultura fué instalada en su respectivo lugar el 24 de diciembre de 1958.

Allí me senté, en la baranda de madera, que a la misma vez sirve de banco, bordeando el borde de la plataforma en la cual permanece el Cristo derecho e inmutable. Ahí, en donde el Cristo vigila, cuida y bendice a la vieja ciudad, esperé la caída de la del sol. Vi los edificios a lo lejos sumirse en las sombras, mientras la entrada de la bahía alcanzaba un color dorado de ensueños. En este momento, mi pecho se hincha por el recuerdo y no me queda más que la añoranza de los recuerdos de mi ciudad.

Fotografías: Daphne Rosas

2 comments:

Rosa said...

Me has recordado con pasmosa exactitud mi última visita al Cristo de La Habana. Ahora a veces subo al Cristo del Naranco aquí en Oviedo, pero aunque también me gusta mucho, no veo a mi ciudad perdida, ni mi mar. Mas me consuelan las verdes montañas, a las que voy queriendo cada día un poco más. Gracias por estas fotos maravillosas y los recuerdos que me evocas. Un abrazo.

Daphne Rosas said...

Rosa,
Gracias y como siempre me complace traer recuerdos lindos y desenterrar emociones ya guardadas que todos llevamos.
Me complace que allá en Oviedo tenga paisajes y vistas hermosas para disfrutar. Aquí en Miami no tenemos muchas, aunque siempre nos queda el mar, que nos tranquiliza el espíritu y oxigena a nuestros pulmones.