Sunday, April 19, 2009

"Peregrinación al Cristo de La Habana" (Parte 1)

Lo prometido es deuda. Después de tanto esperar, aquí les regalo una experiencia hermosa que comienza con el cruce de la Bahía de La Habana en la oxidada, destartalada pero aún eficiente lanchita de Casa Blanca que vieron en la penúltima entrada. Al cruzar la bahía se respira un olor a puerto y a mar. La marcha se hace lenta debido a los achaques de la débil embarcación, pero al mismo tiempo esa lentitud permite disfrutar el paisaje que ofrece la corta travesía marítima de menos de veinte minutos. Es increíble que durante toda mi niñez en La Habana, nunca crucé la bahía en la famosa lancha. Tampoco en ningunos de mis recurrentes viajes a la capital habanera había subido la loma que lleva al Cristo de la Habana.

Este fué mi descubrimiento de Casa Blanca, vecindad que ocupa los terrenos adjacentes al Cristo de la Habana y a la fortaleza colonial La Cabaña. Siempre veía esa zona en donde atraca la lanchita desde lejos y nunca me surgió la inquietud de explorarla. Al acercarse, uno descrubre que las lomas son mucho más grandes de lo que parecen a distancia, y las casitas, parques y establecimientos construídos en dichas ondonadas del terreno, que mira hacia arriba, parecen sencillamente hermosas. De pronto, esas casitas despintadas me parecen novias de blanco esperando a los barcos. No tengo otra manera de explicarlo. Quizás toda esta maravilla que persivo sea producto mi amor por la ciudad habanera.

Después de subir un par de calles empinadas y pasar por un parque lleno de niños jugando a la pelota comienzo a subir por una calle ancha trazada a lo largo de la ladera del montículo que alberga al Cristo. Y fué en esos momentos cuando descubrí las vistas preciosas de mi Habana. Primero vi al reparto Regla en la distancia, y después según la calle giraba y se desviaba en forma curva mientras subía la loma, se asomaron entre los arbustos las naves del puerto que hacía unos momentos había dejado atrás. Más tarde, entre las ramas divisé los edificios de antaño, con su presencia imponente a traves del tiempo al otro lado de la bahía.










(Continuará en la próxima entrada.....)
Fotografías: Daphne Rosas,2007

6 comments:

Rosa said...

Ah, la bahía, y la vista de La Habana desde el Cristo, que maravilla!!! Gracias por esas fotos preciosas. Un abrazo.

Daphne Rosas said...

Rosa,
Desde el Cristo, la ciudad parece maravillosa. Se quedan atrás las calles sucias, el bullicio del gentío en las calles y en los balcones desgastados por la falta de mantenimiento. Sólo se observa un sin fin de asoteas a diferentes alturas que se pierde en el horizonte y una línea de edificios majestuosos e implacables que bordea el Malecón.
Pronto vendrá la Parte 2 de esta selección de fotografías.

Delio Regueral said...

Algun dia haremos las fotos desde la misma bahia a bordo del Buccaneer y tu estaras invitada como tripulante de honor, al resto de la tripulacion ya los conoces, perdiendo anclas y soltando velas.

Daphne Rosas said...

Será un honor. A propósito, una vez me dijo alguien que entró a la bahía en barco cuando era niño, que la experiencia es única.

Nancy Hernandez said...

Daphne
Que belleza! Y como me trae gratos recuerdos de la infancia, pero me ponen melancolica tus bellas fotos, sigue dandonos tanta hermosura,cariños,
Nancy

Daphne Rosas said...

Nancy,
Gracias por la visita a mi humilde espacio. Queda invitada a regresar, por supuesto.
Creo que para la gran mayoría de los que nacimos y crecimos en el caiman verde, todas estas fotos nos traen recuerdos lindos. La Habana no es sólo destrucción y tristeza. La ciudad aún conserva un aire de lo que grande que fué en sus momentos de derroche y esplendor.
Un abrazo,