La Plaza Cívica y el Monumento a José Martí (La Habana, Cuba) fueron concebidos como parte de la oleada de obras arquitectónicas y de infraestructura llevadas a cabo por el gobierno de Fulgencio Batista. En este caso, el objetivo era hacer un monumento al apóstol José Martí, que sobrepasara significativamente en escala al monumento del Parque Central.
El proyecto fué aprobado en enero de 1938, mientras se convocaba a un concurso del cual salieron ganadores el escultor Juan J. Sicre y el arquitecto Aquiles Maza. La ubicación del monumento se acordó según el dictamen de Batista en la Loma de los Catalanes, teniendo en cuenta los estudios de urbanización del arquitecto Forestier en 1926 que señalaba al sitio como ideal para una ciudad más grande. El proyecto escogido sería el centro de un sistema de avenidas y plazas, rodeado de edificios públicos. Las avenidas se programaron para conectar al Vedado con el Cerro y Jesús del Monte, según proyectaron los arquitectos Otero, Varela y Labatur.
La construcción de la plaza y el monumento comenzó durante la presidencia de Batista, pero terminó en el 1959, año en que Fidel Castro tomó el poder. Entonces la Plaza Cívica pasó a ser la Plaza de la Revolución. La plaza mide 72,000 metros cuadrados y la torre del monumento a Martí mide 109 m (358 ft) de alto y 18 m (59 ft) de ancho, con un elevador en su centro que sube hasta el último piso del monumento. La Biblioteca Nacional y otros edificios del gobierno rodean la plaza. Opuesto al monumento, al otro lado de la plaza, está el tan conocido edificio con la imagen del Ché Guevara.
(Fotos de Archivo desde Cuba . Construcción de La Plaza Cívica)